Puesto
que la velocidad no depende de la frecuencia
y para no tener que oír el pitido del altavoz continuamente,
se recomienda realizar la práctica con una onda de frecuencia superior
a 20kHz.
La
frecuencia del pitido se fija con el generador de funciones. El utilizado
en esta práctica tiene una pantalla en la que se podrá leer
el valor de la frecuencia directamente.
La
señal eléctrica que alimenta el altavoz está en fase
con la perturbación sonora y se puede visualizar con un osciloscopio.
La fase de la perturbación cambia con el tiempo y con la distancia
al altavoz. En cada instante, dos puntos equidistantes un múltiplo
entero de longitudes de onda tienen la misma fase. Este hecho se utiliza
para medir la longitud de onda: Un micrófono frente al altavoz
capta el pitido y lo convierte en una señal eléctrica que
se visualiza con el segundo canal del osciloscopio. Al alejar el micrófono
del altavoz, la fase de las dos señales mostradas en la pantalla
del osciloscopio cambia. Resulta especialmente fácil determinar
en qué posiciones las dos señales están en fase.
Por tanto, se trata de determinar la distancia entre dos posiciones que
estén en fase porque ésta es igual a la longitud de onda
del sonido.
Para
reducir el error de la medición, conviene localizar posiciones
que estén separadas varias longitudes de onda y no sólo
una. Además, la medición se puede repetir con frecuencias
distintas para obtener la velocidad del sonido como media de los valores
medidos.
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